Eso era el siempre; ahora es el después.
Me mirás compungida
y las palabras, rotas,
exasperan. Lo mío
es querer que te alejes
y que a la vez estés:
de otro modo. Se astilla
todo tórpido intento
de aferrar esas piedras
que gruñen al costado
del camino: incunables
cascados, rencorosos
que más valdría dar
al olvido, y seguir.
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