El jazmín paraguayo perfuma, mañanita, los fondos de la casa. No lo había sentido, pero alguien me acercó una flor --¡un presente!-- que robó de la calle y que me dio sin muchas vueltas (como al pasar). Y mis ojos se abrieron a lo que nos rodea: la primavera, núbil, fragante. Ruboroso jazmín: con tu perfume suave y dulzón, de luz, alejás esos grises que mucho me aprisionan. Volverá el colibrí, su aleteo, su don.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario