"El ego", me dijiste, "de los poetas es infinito". Tenías tanta razón. "Se puede alimentar de un odio, un país, una caries: de cualquier cosa. Vuela un misil, o un jilguero, y ya surgen palabras, algo de inextinguible belleza: cómo no." Qué papelón. "Narcisos", me dijiste, "su nombre".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario