ESA MUJER
"El ego", me dijiste,
"de los poetas es
infinito". Tenías
tanta razón. "Se puede
alimentar de un odio,
un país, una caries:
de cualquier cosa. Vuela
un misil, o un jilguero,
y ya surgen palabras,
algo de inextinguible
belleza: cómo no."
Qué papelón. "Narcisos",
me dijiste, "su nombre".
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