lunes, 1 de agosto de 2016

SONETO TRUNCO


a S.
"¡Que te corras, te digo...!" (el hipopótamo 
que la mató). Las guampas, heredadas, 
tronaron, espasmódicas. Tremendo 
furor en plena siesta... Musitaste 
una oración medida. Quedo y dulce, 
el semen (indeleble, derramado)
que la apagó: brasita. Se detuvo 
así la pena, cajas ya su lirio, 
párpado absorto; la fascinación 
retrocedió. Cabalgan por la luna 
cuatro gitanos. Níquel o percal.