(boceto)
seguro, las palabras
No llegan a tu mente,
con que, quedo, te invoco
desde la mía. Soy
acaso ya una sombra
para vos; ya me habrás
reducido a susurro
imposible de asir
entre las breñas. Sueña
en mí tu nombre, y nadie
sabe que te musito
desde un rincón del Sur.
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