La losa, vertical; las cucharadas, secas. Entonces un pariente --una mujer--, con frases monocordes, se puso a decir ¿un responso? Muy pronto se sumaron otras voces. No supe ya para siempre qué hubieras preferido. Ataúd en silencio, rogaron por tu alma consagrando un adiós.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario