FUERZA DE LOS MILENIOS
La losa, vertical;
las cucharadas, secas.
Entonces un pariente
--una mujer--, con frases
monocordes, se puso
a decir ¿un responso?
Muy pronto se sumaron
otras voces. No supe
ya para siempre qué
hubieras preferido.
Ataúd en silencio,
rogaron por tu alma
consagrando un adiós.
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