(Y sin embargo cuánto
de cariño perdura
en este lazo que,
confundidos, queremos
que se disuelva... No
lo olvidaré: lloraste
ayer, desconsolada,
y te abracé, y dolía
tu dolor, frágil olmo
y conmovida vid.
Que tu risa regrese;
que se acabe este limbo.)
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