Partiste, finalmente. Todavía vivís conmigo (ropa que lava el lavarropas, que tendemos, que recogemos, que vestimos, que se gasta), pero, como autómatas, apenas cruzamos las palabras necesarias ("buen día", "buenas noches"...), apenas intentamos mitigar la distancia, su filo. Lejos y cerca: roces remanentes y deseo estragado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario