No hay motivo. La sala,
naturaleza muerta
--nada puede Gismonti--,
compone este silencio.
Tu cuerpo ya no es joven
y tu humor candelabro
sueña con ser ventana
a la Alhambra, o masía.
Vos ya no sos. Un ángel
te está marcando, justo;
se guía por el modo
en que fijás sonidos.
(Traza tu lapicera
palabras que no irán
más allá de tu muerte,
más acá de mi voz.)
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