sábado, 15 de octubre de 2016

LA DESHUMANIZACIÓN DEL ARTISTA


Anestesiado, rota 
ya la mirada --¡sangre 
que gritan las paredes!--, 
te induce el monitor 
al quietismo: produce, 
como metralla, informes 
del horror cotidiano, 
y finalmente es como 
si lloviera, lloviera...
Porque no llorarás 
ni marcharás, acaba 
de fallecer el último 
rincón de tu empatía 
y despedís sus restos 
con pulcros heptasílabos. 

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