Tendrían que lanzarse --los versos, digo-- como saetas hacia el cielo, contra nadie; volar --claros y definidos pájaros que se pierden de pronto entre las nubes--; herir la plenitud incandescente. (Impulso eterno de decir voces que vislumbramos adentro nuestro, que luego callan, se adensan, retornan a la noche...)
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